El valor de cuidar el agua desde pequeños
Soy originaria de México y crecí en una Ciudad llamada Santiago de Querétaro, ubicada en el centro del país. Aunque vivíamos en un vecindario dentro de la ciudad, recuerdo que no siempre usamos agua en casa, a veces no contábamos con la suficiente agua ni para bañarnos, muchas veces usamos que almacenarla en cubetas, calentarla y bañarnos a jicarazos. Cada gota era preciosa y mas si aun estaba enjabonado o con shampoo en el cabello. Como cada vez era más común no tener agua en casa, mi Papa hizo un hoyo muy grande en el jardín y un día llego con una cisterna para almacenar 1000 litros de agua y una bomba eléctrica para hacerla subir a la azotea de la casa donde estaba nuestro tinaco. No todos mis vecinos corrían con la misma suerte, algunos de ellos nos pedían llenar sus cubetas con el agua que recolectábamos. El suministro de agua en nuestro vecindario era limitado, así que deberíamos estar al pendiente de los avisos del Municipio de los días que no tendríamos agua pues esos serían los días mas duros de la semana. Cuando nos bañábamos lo hacíamos rápido y en la regadera siempre había una cubeta para recolectar el agua y usarla después para el inodoro. Tampoco utilizaría un sistema de riego para cuidar el jardín, lo hacíamos con una regadera. Y si se trataron de lavar el coche, lo hacíamos con un par de cubetas nada más, una para mojar el trapo y otra para enjuagar el auto para quitarle el jabón. Así que, desde muy pequeña, fui consciente de lo valioso que es el agua. Cuando llegue a los Estados Unidos hace 10 años, se me hacía difícil comprender la cantidad de agua que sale de la regadera y uno no puede modularlo,
En casa con mis hijos, a pesar de la abundancia de agua que tenemos, saber que mis hijos no tienen por que preocuparse por la escasez como yo en mi infancia, a menudo les cuento historias de lo que nosotros obligamos que hacer para conservar el agua y de algún modo plantar esa semilla que sembraron mis padres en mí, ahora sin temor, si no con respeto a los recursos naturales con los que contamos. En casa tomamos duchas rápidas, cerramos el grifo cuando nos lavamos los dientes, arreglamos las fugas de agua, pero, sobre todo, usamos el agua a consciencia. A mis hijos también les enseñó que el agua es vital para la vida, que los seres humanos estamos compuestos de agua también y que cada acción buena que tengamos para conservarla hará que tengamos agua limpia por muchos años más.
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